Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

sábado, 31 de marzo de 2012

EL 30 DE MARZO DE 1900 NACÍA MARÍA MOLINER


 LA DAMA QUE ESCRIBIÓ UN DICCIONARIO


María Juana Moliner Ruiz  nació en Paniza, Zaragoza, España, el 30 de marzo de 1900.
Fue una bibliotecónoma, filóloga y lexicógrafa española.
Su padre fue Enrique Moliner, era médico rural como lo había sido su padre y su madre Matilde Ruiz, pertenecía a un ambiente familiar acomodado. 

María con uno de sus hermanos


María y su hermana 1910

 En 1902 la familia se traslada  a un pueblo de Soria y casi inmediatamente a Madrid.
Cuando ella entraba en la adolescencia, su padre se marchó a Argentina y no volvió jamás. María Moliner, su madre y sus hermanos Matilde y Enrique vivieron en condiciones de extremas pobreza.
María con su madre y hermanos- 1914

Los tres hijos del matrimonio, llamados Enrique, María y Matilde, cursaron estudios superiores.
La joven María, apasionada por el latín y espléndida lectora, empezó a dar clases, y asumió la tarea de sacar a los suyos adelante

 
 Carné estudiantil de María- 1918

Los hermanos Moliner estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza, donde Don Américo Castro suscitó el interés por la expresión lingüística y por la gramática en María. 
Los primeros exámenes del bachillerato los hizo como alumna libre en el Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid.

Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid.

En julio de 1915 pasa al Instituto General y Técnico de Zaragoza, del que fue alumna oficial a partir de 1917 y donde concluyó el bachillerato en 1918. 
En Zaragoza, se formó y trabajó como filóloga y lexicógrafa en el Estudio de Filología de Aragón, dirigido por Juan Moneva, desde 1917 hasta 1921, donde colaboró en la realización del Diccionario aragonés de dicha institución.

Posteriormente  cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza que culminó con sobresaliente y Premio Extraordinario, ingresando en 1922, por oposición, en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, con destino el Archivo de Simancas, donde permaneció poco tiempo para pasar al Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia.
 
María y su esposo Fernando Ramón y Ferrando el día de la boda -1925

En esta ciudad conoció al catedrático de física Fernando Ramón y Ferrando, con quien se caso en Sagunto el 5 de agosto de 1925.
Tuvieron cuatro hijos: Enrique,  Fernando, Carmen y Pedro. 

María con sus hijos- 1944

A principio de los años treinta la familia se traslada a Valencia. María trabaja en el Archivo de la Delegación de Hacienda de esa ciudad, y Fernando en la Facultad de Ciencias. 
Esta etapa es la de mayor plenitud de María Moliner, ya que según ella confesó participa con fe y esperanza en las empresas culturales que nacen con el espíritu de la II República.
María colaboró en la Escuela Cossío, inspirada claramente en la Institución Libre de Enseñanza, enseñando en ella Literatura y Gramática, y formó parte como vocal de su Consejo Director  y como secretaria  de la Asociación de Amigos para su apoyo. 


También prestó su colaboración entusiasta a las Misiones Pedagógicas de la República, cuidando especialmente de la organización de las bibliotecas rurales. 
De hecho, escribió unas Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas (que se publicaron sin nombre de autor en Valencia en 1937), que fueron apreciadas tanto en España como en el extranjero, y cuya presentación preliminar —«A los bibliotecarios rurales»— constituye una pieza conmovedora y un testimonio fehaciente de la fe de la autora en la cultura como vehículo para la regeneración de la sociedad.


Ocupó puestos importantes de responsabilidad en el terreno de la organización de las bibliotecas populares. En 1935, en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía, inaugurado por Ortega y Gasset,  ella había presentado una comunicación con el título «Bibliotecas rurales y redes de bibliotecas en España». En septiembre de 1936 fue llamada por el rector de la Universidad de Valencia, el Dr. Puche, para dirigir la Biblioteca universitaria, pero a finales de 1937, en plena guerra civil, tuvo que de abandonar el puesto para entregarse a la dirección de la Oficina de Adquisición y Cambio Internacional de Publicaciones y para trabajar como vocal de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico. 
La lucidez y capacidad organizativa de María Moliner quedaron plasmadas en las directrices que redacta como Proyecto de Plan de Bibliotecas del Estado, las cuales se publicaron a principios de 1939. Pilar Faus (La lectura pública en España y el Plan de Bibliotecas de María Moliner, Madrid, Anabad, 1990.) considera dicho proyecto «el mejor plan bibliotecario de España».

Al término de la guerra civil, María y su marido, así como los amigos que les rodeaban, sufren represalias políticas. Algunos de ellos se exilian. El marido de María es suspendido de empleo y sueldo, trasladado a Murcia y rehabilitado en Salamanca a partir de 1946,  donde permaneció hasta su jubilación en 1962. 

1963- María con sus nietos
Por su parte, María es depurada y sufre la pérdida de 18 puestos en el escalafón del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, que recuperará en 1958. 
En 1946 pasará a dirigir la biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid hasta su jubilación en 1970.

María, separada físicamente de su marido una buena parte de la semana, encontró el tiempo para dedicarse a su interés intelectual más profundo: la pasión por las palabras. Será entonces, hacia 1950, cuando comienza la elaboración del Diccionario de uso del español. 















 Texto manuscrito por María Moliner
Transcripción: La idea al empezar el trabajo era hacer un pequeño diccionario del tipo del "Learner's Dictionary", por ejemplo, que podría estar realizado en uno o dos años; pero la materia fue creciendo y creciendo en mis manos y los dos años se estiraron hasta quince: empecé joven y con hijos poco más que niños y lo acabé cargada de nietos.
Nací en Paniza, provincia de Zaragoza, donde mi padre estaba como médico, y muy aragonesa por los cuatro costados.



Por entonces, su hijo Fernando le trajo de París un libro que llamó profundamente su atención: el Learner’s Dictionary. María Moliner solía levantarse muy temprano, hacia las cinco de la mañana, trabajaba un poco, regaba los tiestos y se iba a su puesto; dormía la siesta un poco y continuaba anotando fichas, buscando palabras, leyendo periódicos, tomando notas de lo que oía en la calle.

El diccionario de María Moliner era muy superior al de la Real Academia Española: era un diccionario de definiciones, mucho más precisas y ricas; de sinónimos; de expresiones y frases hechas; de familias de palabras. Además, anticipó la ordenación de la Ll en la L, y de Ch en la C; y agregó una gramática y una sintaxis con numerosos ejemplos.

1953- En la Pobla

Fue publicado por  la Editorial Gredos entre los años 1966 y 1967 en dos volúmenes. Esta obra conoció, en esa primera edición, veinte reimpresiones, ha sido editada en CD-ROM en el año 1995 y  reeditada en una segunda edición, revisada y aumentada en 1998. La tercera y última revisión fue editada en septiembre del 2007 y consta de dos tomos.

Miguel Delibes

El libro tuvo un éxito inmediato y hoy es una obra imprescindible, de referencia. Miguel Delibes dijo de ella: “Es una obra que justifica una vida”. 
El diccionario de María es la obra de una vida, una culminación, y en cierto modo de vivir hacia adentro porque ella, en el fondo, era una perdedora y una silenciada: había perdido el sueño de la II República, había sido maltratada por el régimen de Franco, llegó a perder 18 puestos en su escalafón laboral, y percibió un vacío casi indescriptible que llevó a emprender una tarea titánica.

Fue propuesta para entrar en la Academia de la Lengua por Rafael Lapesa y Pedro Laín Entralgo. De haber sido aceptado hubiera sido la primera mujer académica. Pero no lo fue. En relación con este hecho María decía: “Sí, mi biografía es muy escueta en cuanto a que mi único mérito es mi diccionario. Es decir, yo no tengo ninguna obra que se pueda añadir a esa para hacer una larga lista que contribuya a acreditar mi entrada en la Academia. (…) Mi obra es limpiamente el diccionario. Desde luego es una cosa indicada que un filósofo entre en la Academia y yo ya me echo fuera, pero si ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diría: ‘¡Pero y ese hombre, cómo no está en la Academia!”.



Los últimos años de la vida de María estuvieron marcados por el cuidado de su marido, jubilado en 1962, enfermo y ciego ya para 1968, y por el deseo de pulir y ampliar con tranquilidad su famoso Diccionario de uso del español (publicado en dos grandes volúmenes en 1966-1967, vid. infra). 



Sin embargo, en el verano de 1973 surgieron repentinamente los primeros síntomas de una arterioesclerosis cerebral, enfermedad que la iría retirando de toda actividad intelectual.
Su marido fallece el 4 de septiembre de 1974, lo que termina con sus ganas de vivir. 
Pasó los siguientes seis años, hasta su propio fallecimiento en 1981, en su casa de Madrid, retirada del mundo y en medio del cariño y cuidados de su familia (su hermana Matilde, dos de sus hijos y numerosos nietos).


1937- INSTRUCTIVO PARA LOS BIBLIOTECARIOS DE BIBLIOTECAS RURALES ESCRITO POR MARIA MOLINER
 A los bibliotecarios rurales:
Estas Instrucciones van especialmente dirigidas a ayudar en su tarea a los bibliotecarios provistos de poca experiencia y que tienen a su cargo bibliotecas pequeñas y recientes. Porque, si el éxito de una biblioteca depende en grandísima parte del bibliotecario, esto es tanto más verdad cuanto más corta es la historia o tradición de ese establecimiento. En una biblioteca de larga historia, el público ya experimentado, lejos de necesitar estímulos para leer, tiene sus exigencias, y el bibliotecario puede limitarse a satisfacerlas cumpliendo su obligación de una manera casi automática. Pero el encargado de una biblioteca que comienza a vivir ha de hacer una labor mucho más personal, poniendo su alma en ella. No será esto posible sin entusiasmo, y el entusiasmo no nace sino de la fe. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir, y en la eficacia de su propia misión para contribuir a este mejoramiento.
No será buen bibliotecario el individuo que recibe invariablemente al forastero con palabras que tenemos grabadas en el cerebro, a fuerza de oírlas, los que con una misión cultural hemos visitado pueblos españoles: «Mire usted: en este pueblo son muy cerriles: usted hábleles de ir al baile, al fútbol o al cine, pero… ¡A la biblioteca…!».
No, amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace falta: cultura! Ellos presienten, en efecto, que es cultura lo que necesitan, que sin ella no hay posibilidad de liberación efectiva, que sólo ella ha de dotarles de impulso suficiente para incorporarse a la marcha fatal del progreso humano sin riesgo de ser revolcados: sienten también que la cultura que a ellos les está negada es un privilegio más que confiere a ciertas gentes sin ninguna superioridad intrínseca sobre ellos, a veces con un valor moral nulo, una superioridad efectiva en estimación de la sociedad, en posición económica, etcétera. Y se revuelven contra esto que vagamente comprenden pidiendo, cultura, cultura… Pero, claro, si se les pregunta qué es concretamente lo que quieren decir con eso, no saben explicarlo. Y no saben tampoco que el camino de la cultura es áspero, sobre todo cuando para emprenderlo hay que romper con una tradición de abandono conservada por generaciones y generaciones.
Tú, bibliotecario, sí debes saberlo, y debes comprenderles y disculparles y ayudarles. No es extraño que una biblioteca recibida con gran entusiasmo quede al poco tiempo abandonada si se la confía a su propia suerte: no es extraño que el libro cogido con propósito de leerlo se caiga al poco rato de las manos y el lector lo abandone para ir a distraerse con la película a cuya trama su inteligencia se abandona sin esfuerzo. Todo esto ocurre; pero no ocurre sólo en tu pueblo, ni lo hacen sólo tus convecinos; ocurre en todas partes, y ahí radica precisamente tu misión: en conocer los recursos de tu biblioteca y las cualidades de tus lectores de modo que aciertes a poner en sus manos el libro cuya lectura les absorba hasta el punto de hacerles olvidarse de acudir a otra distracción.
La segunda cosa que necesita creer el bibliotecario es en la eficacia de su propia misión. Para valorarla, pensad tan sólo en lo que sería nuestra España si en todas las ciudades, en todos los pueblos, en las aldeas más humildes, hombres y mujeres dedicasen los ratos no ocupados por sus tareas vitales a leer, a asomarse al mundo material y al mundo inmenso del espíritu por esas ventanas maravillosas que son los libros. ¡Tantas son las consecuencias que se adivinan si una tal situación llegase a ser realidad, que no es posible ni empezar a enunciarlas…!
Pues bien: esta es la tarea que se ha impuesto y que está llevando a cabo el Ministerio de Instrucción Pública por medio de su Sección de Bibliotecas y en la que vosotros tenéis una parte esencialísima que realizar.
  (*) Prólogo de Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas, publicadas en Valencia en 1937, y que redactó María Moliner. Transcrito a partir de la edición de Educación y Biblioteca, Nº 86, p. 18, en el homenaje a María Moliner, 1998



 Esto escribió  GABRIEL GARCIA MARQUEZ de MARÍA MOLINER

La mujer que escribió un diccionario
EL PAÍS  -  Opinión - 10-02-1981 

Hace tres semanas, de paso por Madrid, quise visitar a María Moliner. Encontrarla no fue tan fácil como yo suponía: algunas personas que debían saberlo ignoraban quién era, y no faltó quien la confundiera con una célebre estrella de cine. Por fin logré un contacto con su hijo menor, que es ingeniero industrial en Barcelona, y él me hizo saber que no era posible visitar a su madre por sus quebrantos de salud. Pensé que era una crisis momentánea y que tal vez pudiera verla en un viaje futuro a Madrid. Pero la semana pasada, cuando ya me encontraba en Bogotá, me llamaron por teléfono para darme la mala noticia de que María Moliner había muerto. Yo me sentí como si hubiera perdido a alguien que sin saberlo había trabajado para mí durante muchos años.María Moliner -para decirlo del modo más corto- hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana. Se llama Diccionario de uso del español, tiene dos tomos de casi 3.000 páginas en total, que pesan tres kilos, y viene a ser, en consecuencia, más de dos veces más largo que el de la Real Academia de la Lengua, y -a mi juicio- más de dos veces mejor. María Moliner lo escribió en las horas que le dejaba libre su empleo de bibliotecaria, y el que ella consideraba su verdadero oficio: remendar calcetines. Uno de sus hijos, a quien le preguntaron hace poco cuántos hermanos tenía, contestó: «Dos varones, una hembra y el diccionario». Hay que saber cómo fue escrita la obra para entender cuánta verdad implica esa respuesta.
María Moliner nació en Paniza, un pueblo de Aragón, en 1900. O, como ella decía con mucha propiedad: « En el año cero". De modo que al morir había cumplido los ochenta años. Estudió Filosofía y Letras en Zaragoza y obtuvo, mediante concurso, su ingreso al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios de España. Se casó con don Fernando Ramón y Ferrando, un prestigioso profesor universitario que enseñaba en Salamanca una ciencia rara: base física de la mente humana. María Moliner crió a sus hijos como toda una madre española, con mano firme y dándoles de comer demasiado, aun en los duros años de la guerra civil, en que no habla mucho que comer. El mayor se hizo médico investigador, el segundo se hizo arquitecto y la hija se hizo maestra. Sólo cuando el menor empezó la carrera de ingeniero industrial, María Moliner sintió que le sobraba demasiado tiempo después de sus cinco horas de bibliotecaria, y decidió ocuparlo escribiendo un diccionario. La idea le vino del Learner's Dictionary, con el cual aprendió el inglés. Es un diccionario de uso; es decir, que no sólo dice lo que significan las palabras, sino que indica también cómo se usan, y se incluyen otras con las que pueden reemplazarse. «Es un diccionario para escritores», dijo María Moliner una vez, hablan do del suyo, y lo dijo con mucha razón. En el diccionario de la Real Academia de la Lengua, en cambio, las palabras son admitidas cuando ya están a punto de morir, gastadas por el uso, y sus definiciones rígidas parecen colgadas de un clavo. Fue contra ese criterio de embalsamadores que María Moliner se sentó a escribir su diccionario en 1951. Calculó que lo terminaría en dos años, y cuando llevaba diez todavía andaba por la mitad. «Siempre le faltaban dos años para terminar», me dijo su hijo menor. Al principio le dedicaba dos o tres horas diarias, pero a medida que los hijos se casaban y se iban de la casa le quedaba más tiempo disponible, hasta que llegó a trabajar diez horas al día, además de las cinco de la biblioteca. En 1967 -presionada sobre todo por la Editorial Gredos, que la esperaba desde hacía cinco años- dio el diccionario por terminado. Pero siguió haciendo fichas, y en el momento de morir tenía varios metros de palabras nuevas que esperaba ver incluidas en las futuras ediciones. En realidad, lo que esa mujer de fábula había emprendido era una carrera de velocidad y resistencia contra la vida.
Su hijo Pedro me ha contado cómo trabajaba. Dice que un día se levantó a las cinco de la mañana, dividió una cuartilla en cuatro partes iguales y se puso a escribir fichas de palabras sin más preparativos. Sus únicas herramientas de trabajo eran dos atriles y una máquina de escribir portátil, que sobrevivió a la escritura del diccionario. Primero trabajó en la mesita de centro de la sala. Después, cuando se sintió naufragar entre libros y notas, se sirvió de un tablero apoyado sobre el respaldar de dos sillas. Su marido fingía una impavidez de sabio, pero a veces medía a escondidas las gavillas de fichas con una cinta métrica, y les mandaba noticias a sus hijos. En una ocasión les contó que el diccionario iba ya por la última letra, pero tres meses después les contó, con las ilusiones perdidas, que había vuelto a la primera. Era natural, porque María Moliner tenía un método infinito: pretendía agarrar al vuelo todas las palabras de la vida. «Sobre todo las que encuentro en los periódicos», dijo en una entrevista. «Porque allí viene el idioma vivo, el que se está usando, las palabras que tienen que inventarse al momento por necesidad». Sólo hizo una excepción: las mal llamadas malas palabras, que son muchas y tal vez las más usadas en la España de todos los tiempos. Es el defecto mayor de su diccionario, y María Moliner vivió bastante para comprenderlo, pero no lo suficiente para corregirlo.
Pasó sus últimos años en un apartamento del norte de Madrid, con una terraza grande, donde tenía muchos tiestos de flores, que regaba con tanto amor como si fueran palabras cautivas. Le complacían las noticias de que su diccionario había vendido más de 10.000 copias, en dos ediciones, que cumplía el propósito que ella se había impuesto y que algunos académicos de la lengua lo consultaban en público sin ruborizarse. A veces le llegaba un periodista desperdigado. A uno que Ie preguntó por qué no contestaba las numerosas cartas que recibía le contestó con más frescura que la de sus flores: «Porque soy muy perezosa». En 1972 fue la primera mujer cuya candidatura se presentó en la Academia de la Lengua, pero los muy señores académicos no se atrevieron a romper su venerable tradición machista. Sólo se atrevieron hace dos años, y aceptaron entonces la primera mujer, pero no fue María Moliner. Ella se alegró cuando lo supo, porque le aterrorizaba la idea de pronunciar el discurso de admisión. «¿Qué podía decir yo », dijo entonces, «si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?».



FUENTES: 
http://es.wikipedia.org
http://cvc.cervantes.es/

http://sololiteratura.com/

viernes, 23 de marzo de 2012

23 DE MARZO DE 1887 - NACÍA UN GRAN PINTOR CUBISTA DEL SIGLO XX

JUAN GRIS

José Victoriano González Pérez, conocido mundialmente por Juan Gris, nació en Madrid el 23 de Marzo de 1887.
Fue un pintor español que desarrolló su actividad principalmente en París siendo una de las figuras más relevantes de la historia del arte español.de los maestros del cubismo.
Su padre era un conocido empresario papelero, D. Gregorio González casado con Isabel Pérez, con quien tuvo catorce hijos. Juan Gris hacia el número trece.
Estudió en buenos colegios hasta que su afición y facilidad por el dibujo hicieron que tomara clases en la  Escuelas de Arte y Oficios de su ciudad natal . 

José Moreno Carbonero. 

Desde el año  1904 a 1906 estudió en el atelier del pintor de paisajes José Moreno Carbonero. 


Trabajó desde muy joven como ilustrador para diversas publicaciones como Blanco y Negro y Madrid Cómico, aunque ganaba poco dinero.


París 1906

Bateau-Lavoir, el estudio de Picasso . Juan Gris y otros en Montmartre
El estilo académico y rígido de las academias donde estudiaba  hizo que José renunciase a seguir los cauces de la pintura tradicional.
Después de la muerte de su padre, en 1906, para evitar la milicia y conocer la vida artística de París Juan Gris viajo a Francia. Él soñaba con realizar una brillante carrera artística. Se instaló en un hostal sin baño en el Bateau-Lavoir de Montmartre, durante alrededor de diez años, junto a otros artistas como Picasso. 

 Ilustración de Juan Gris -1906

Dibujo de Juan Gris 1909
En los primeros años se ganó la vida dibujando para las revistas L'assiette au Beurre y Charivari. 
Durante los ocho años en los que se dedicó a dibujar para las principales cabeceras españolas y francesas, Gris realizó unas 800 ilustraciones, dibujos, caricaturas y viñetas de las que tan sólo quedan un centenar de originales.
Las ilustraciones, realizadas en tinta china, carboncillo y lápiz, van acompañadas de comentarios y diálogos a pie de página que Gris escribió de su puño y letra, y que en algunos casos no llegaron a publicarse por su "incorrección política". Son dibujos fustigadores, mordaces, críticos con la vida social, los políticos, los funcionarios, el mundo económico y financiero.
A través de las ilustraciones también se puede seguir temas de actualidad de aquella época, como el robo de La Gioconda en el Museo del Louvre, además de ser un compendio costumbrista, una oportunidad de acercarse a los trajes, los bailes y las aficiones sociales.
Se trata de una producción aún alejada del primer lenguaje cubista que emprendería más tarde junto con Picasso y Braque, pero, según los expertos, ya destilan rasgos que prefiguran el alumbramiento del nuevo estilo a partir de un trazo enérgico y sintético y, sobre todo, de esas manos enormes y deformadas con las que dota a los personajes de las viñetas y que caracterizarían su obra posterior. "Los dibujos ya preconizan la descomposición del cuerpo humano propia del cubismo", según afirma Ferré.

 Después de unos años con problemas económicos y sentimentales -nació su hijo Jorge educado en España por su hermana.
En 1910 Juan Gris empezó a dedicarse en exclusiva a la pintura. Las influencias de Cezanne, Picasso y Braque hicieron nacer en el el estilo cubista que le haría famoso en el mundo entero.
Daniel-Henry Kahnweiler, alemán nacionalizado francés en 1937, fue su marchante de arte y promotor del movimiento cubista en los años 1910 y 1920.
Gris tenía mucha complicidad y solía desahogarse de sus problemas más personales con Kahnweiler, con quien tuvo que cortar la correspondencia en plena Guerra Mundial porque era alemán. Para él fue trágico, casi como perder a un padre, además de un importante apoyo económico
La escritora Gertrude Stein, quien le ofreció dinero a cambio de algunas obras soluciona temporalmente sus problemas.
Reanudó su acuerdo con Kahnweiler, cuando este regresó y logró abrir la Galería de París.   
En 1915 Juan Gris pasó el verano con Picasso en Céret, Francia, durante la cual empezó a desarrollar la técnica de papel pegado (formas de papel recortado). 
Comenzó con cuadros de tonos grises que cambio, a mediados de la década  de 1915,  por composiciones coloristas con collages que otorgaban a sus obras una originalidad dentro del cubismo. Ya había conocido a Jossette, su compañera de por vida. 

 "Violín y vaso"- Juan Gris

"El torero"- Juan Gris

 "Guitarra sobre una silla" -Juan Gris

"Las tres cartas" -Juan Gris

En esta época pintó sus cuadros más coloristas, "Violín y vaso", "El torero", "Guitarra sobre una silla", "Las tres cartas"... 

 
Juan y Josette Gris con Vicente Huidobro, Jacques Lipschitz, y sus familiares. Beaulieu, 1918.

Presentó su primera exposición individual en 1919 en París.
Comenzó a ser conocido en los ambientes artísticos, pero problemas legales le impidieren viajar y salir de Francia para realizar exposiciones fuera del país galo. 
De arriba a abajo Juan Gris, Roland Tual, Michel Leiris y André Masson. Nemours, 1924.

Entre 1922 y 1924 realizó la escenografía para dos ballets de Sergei Diaghilev, Les tentations de la Bergére (las tentaciones de la Pastora) y La Colombe (La paloma), al tiempo que continuaba pintando .

  Boulogne-sur-Seine (hoy)

 A partir de los años 20, Juan Gris entró en una complicada espiral de vida marcada por su delicada salud, que le tuvo durante sus últimos siete años padeciendo los síntomas de algo parecido a la tuberculosis. En su correspondencia en ese tiempo aprovechó para trasladar a sus amigos su preocupación más sincera por el cansancio que sufría, su convencimiento de que debía salir cuanto antes de París en busca de una ciudad con mejor clima y el miedo ante lo que le estaba por venir.
Los numerosos contratos y trabajos elevaron su situación artística y económica y en 1922 mudó su estudio del "Bateau Lavoir" a Boulogne-sur-Seine. El motivo fue su delicada salud, aquejado de fuertes ataque de asma, los médicos le aconsejaron un clima más cálido y soleado.

  "La Mujer del cesto"

  "El libro rojo"


"El mantel Azul"

 Realmente hasta 1924 Juan Gris no entró dentro del núcleo de los grandes artistas. Pero en ese año sus pinturas empezaron a cotizarse como grandes obras de arte y realizó sus creaciones más conocidas como "La Mujer del cesto", "El libro rojo", "El mantel Azul" o "Mujer en la ventana". 

"La cantante"--J.Gris- 1926, 92 x 65 cm., óleo sobre lienzo

El libro abierto, 1925 de Juan Gris.

Guitarra y frutero, 1926 de Juan Gris


Después de 1925 utiliza principalmente la aguada y acuarela e hizo algunas ilustraciones de libros. Sus teorías pictóricas son reconocidas en numerosos artículos y conferencias.
Durante a década de 1920 su salud empeoró .
Juan Gris fallecía el 11 de Mayo de 1927 en una aguda crisis asmática. Sólo con cuarenta años desaparecía uno de grandes artistas del siglo XX.

ANALISIS DE ALGUNA DE SUS OBRAS

Dijo Juan Gris - "Yo trabajo con los elementos del espíritu, con la imaginación, trato de concretar lo que es abstracto, voy de lo general a lo particular, lo cual quiere decir que parto de una abstracción para llegar a un hecho real. Mi arte es un arte de síntesis, un arte deductivo. Por así decir, según Gris el modelo se crea en el cuadro y se hace objeto: Mi método de trabajo es (...) deductivo. No es el cuadro X el que llega a coincidir con mi tema, sino el tema X el que llega a coincidir con mi cuadro"

Retrato de Jossette Gris
1916. Óleo sobre lienzo, 116x 73 cms. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.
El retrato de Josette es el de su esposa y su musa, la mujer de su vida, a pesar de que la simpatía que derrochaba  el artista y su apostura le prodigó con anterioridad no pocas aventuras y amoríos (fruto de los cuales nacería su hijo Georges en 1909).
Aunque Juan Gris nunca fue un típico artista de la bohemia, de vida desordenada y disoluta, nada más lejos, era un hombre muy reflexivo y de gran capacidad de trabajo, responsable y metódico, y de ahí que cuando Josette entró en su vida, la armonía fue definitiva.

Gris como en otros cuadros de esta época ha optado por una gran planitud, con ello parece renegar de la calidad de objeto de lo representado para que éstos pasen a considerarse pintura.
No se ha detenido en esta consideración ante un tema donde el objeto es lo fundamental: el retrato, ampliando las fronteras de su lenguaje pictórico que se puede emplear en cualquier tema.
En este cuadro hay un nuevo elemento con respecto a las investigaciones de estos años.
 No se preocupa sólo por el volumen - planitud (retratado) y la tridimensionalidad - bidimensionalidad (habitación donde posa el retratado), ahora hay una preocupación evidente por la luz en su calidad de claridad y sombra. La luz le ayuda a construir el cuadro, al convertir el espacio y el niño en zonas claras u oscuras.
Los negros se utilizan para remarca la pierna, la parte detrás y el pecho así como la prominente sombra de la figura, elementos que salen al primer plano.
La trasparencia ue conforma una plano vertical como si de un reflejo de cristal o espejo se tratase, que además equilibra la figura en relación a la habitación que también se ha pintado en un plano inclinado, esta transparencia no crea sensación de profundidad sino que es otra forma de unir planos en la imagen.
La sombra de José se objetualiza al estar nítidamente perfilada y la figura la sombra y la habitación se muestran como si fueran planos.
El colorido a pesar de ser muy frío: grises y negros, se hace cálido al introducir el contrapunto del blanco para partes de la cara, las manos y usar la gama del gris en su vertiente hacia el blanco y no hacia el negro.

 Naturaleza muerta y paisaje- Place Ravignan - 1915

En esta composición Juan Gris experimenta por vez primera en la historia del cubismo las relaciones entre el espacio interior (el bodegón) y el exterior al que se abre la ventana. Esto suponía cambios de concepto en la resolución lumínica y perspectívica. Para ello volvió sobre el método de la superposición de planos diferenciados, pero acentuando la distinción cromática de las partes en relación y optando por dar transparencia a las intersecciones. De ello resulta un efecto de armoniosa suavidad y de integración lúdica en un espacio no unitario que las transiciones dominan. 


La ventana del pintor
1925. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cms. Museo de Arte de Baltimore, Maryland.

En La ventana del pintor Gris recopila algunos de sus motivos favoritos: la paleta del pintor, la guitarra, la pipa, fruta y naipes. Estos símbolos de los sentidos aparecen delante de una ventana abierta.
En este cuadro sigue manteniendo la sencillez de las propuestas de 1915. Una mesa sobre la que hay una serie de objetos. La mesa se convierte en el alféizar de la ventana. Los objetos van apareciendo, metiéndose unos en otros: la mesa en el mantel y la paleta y los naipes, la paleta en el frutero y la guitarra, el frutero y la guitarra en la ventana. Todos los objetos adoptan una disposición ascendente, de ahí el formato en vertical, pero el formato no va a limitar a utilizar esta composición pues tiene bodegones con elementos similares y con formato en horizontal, la única diferencia es que no tiene que hacer que unos objetos se monten en otros, simplemente se meten unos en otros. Cada uno de los objetos se constituye en otro volumen de plano, cada objeto se dispone desde un punto de vista diferente: la guitarra de forma lateral al igual que el frutero, la paleta y la mesa de frente, las cartas adquieren diferentes posiciones reproduciendo así la sensación de movimiento y desorden que se produce durante el juego.

La imagen ha ganado en sencillez compositiva e impacto visual y se ha alejado de la complejidad técnico-formal de 1915-16. Gris ha utilizado el sombreado para construir el plano y la representación, para lograr la unión imposible de diversos objetos. La capacidad de representación figurativa se encuentra en la capacidad de los planos de mostrarlos, construirlos y encajarlos como si fueran piezas de un puzzle.
Su cubismo se ha ido haciendo más sintético y monumental, alejándose de la visión múltiple de planos con la que Picasso inició el movimiento. Los objetos que muestra Gris se alejan de la singularidad de mostrar un objeto que per pertenece a una persona, usa objetos autónomos que se prolongan y se desdoblan unos en otros, desdoblamiento y prolongación que afectará incluso a las sombras como hemos vistos en el retrato de su hijo.


 Casas en Ceret- 1913

En esta composición Juan Gris vuelve al método de la superposición de planos diferenciados, acentuando la distinción cromática de las partes en relación y optando por dar transparencia a las intersecciones. De ello resulta un efecto de armoniosa suavidad y de integración lúdica en un espacio no unitario que las transiciones dominan.

 HOMENAJES

 SELLO POSTAL


MONEDA





Juan Gris. 200 euros.
Moneda de Oro.
En el reverso se reproduce el óleo La table du musicien (La mesa del músico), obra de Juan Gris, que forma parte de la Colección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid.
A la derecha, el acrónimo MNCARS, correspondiente al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y, a la izquierda, la marca de Ceca.
En la parte superior de la moneda, en mayúsculas, el valor de la pieza 200 EURO.
 En la parte inferior de la moneda, en sentido circular y en mayúsculas, la leyenda JUAN GRIS. Rodea los motivos y leyendas una gráfila de perlas.
En el anverso de la moneda de plata aparece la efigie de S. M. el Rey Don Juan Carlos I. Peso: 13,5 gramos. 

Diámetro: 30 mm.
Forma: Circular con canto estriado.
Calidad: Proof.

DOODLE EN GOOGLE

 Hoy se celebra en la home de Google el 125 aniversario del nacimiento de Juan Gris, pintor español nacido en Madrid el 23 de marzo de 1887 y que empezó su actividad principalmente en París, uno de los maestros del cubismo, con un pictórico doodle.  
RETRATOS

Juan Gris-  retrato del autor Amadeo Modigliani - 1915
FUENTES:
http://es.wikipedia.org/
http://www.filatelialopez.com
http://www.eldiadecordoba.e
http://www.artehistoria.jcyl.es/
http://www.enciclopedia.com.pt


lunes, 19 de marzo de 2012

19 DE MARZO DE MARZO DE 1845 NACE EL REFORMADOR

 JOSÉ PEDRO VARELA


"(...) es un sueño tal vez, pero un sueño digno del más legítimo patriotismo, el que nos hace ver en el porvenir de nuestro país, pequeño por el número de sus habitantes, y aun por la extensión de su territorio, pero marchando al frente de los pueblos que hablan nuestro idioma, por su instrucción, por su saber, por su laboriosidad, por su industria (...).
José Pedro Varela: La Legislación Escolar, pág. 121.


Pedro José Varela conocido como José Pedro Varela nació en Montevideo, 19 de marzo de 1845, en plena Guerra Grande.
Su padre fue Jacobo Varela y su madre Benita Berro, hermana del Presidente Bernardo Berro y sobrina de Dámaso Antonio Larrañaga.
José Pedro Varel fue un intelectual, periodista y reformador del sistema escolar del Uruguay.

La sociedad uruguaya vivía épocas de inmigración y de cambios económicos y técnicos, que favorecían la aceptación de ideas nuevas en pugna con las tendencias tradicionalistas.
En el año 1860 terminó sus estudios escolares en el colegio de los Padres Escolapios. Empezó a desarrollar actividades vinculadas al comercio, a pedido de su padre. Estudió inglés, francés y alemán.

José Pedro Varela era un hombre delgado, de frágil salud  y nervioso, muy cuidadoso y  prolijo con su barba, como si siguiera una moda de la época, para ocultar la devastación de la viruela- enfermedad común de la época- en el lado derecho de su rostro

1860 a 1866- Inició su actividad escribiendo en un periódico de novedades literarias llamado "revista literaria" publicando, entre otros artículos, "Los gauchos", artículo donde expresa su visión urbana y europeizada sobre los habitantes de la campaña de aquel entonces. En sus publicaciones emplea ocasionalmente el seudónimo 

 Montevideo en 1865

1865 - José Pedro Varela se llamaba en realidad Pedro José Varela Berro,  había sido bautizado, siguiendo una tradición de la familia Berro, dándosele la prioridad al nombre de Pedro. Informa Fernández Saldaña que recién en 1865, cuando ya había cumplido 20 años, "para evitar confusiones con un personaje político (Pedro Varela, el torvo financista que se plegó al séquito de Flores), hizo una publicación en la prensa diciendo que en adelante firmaría José Pedro Varela" .
Víctor Hugo

Domingo Faustino Sarmiento

1867- Viajó a Europa y a los EE.UU. —casi obligatorio para su época y condición social—  por motivos comerciales. A fines de ese año visitó a Víctor Hugo, “el poeta de la democracia”, a quien le pidió opinión sobre los poemas que había escrito.
1868- Permaneció hasta julio en EE.UU., donde publicó su libro de poemas Ecos Perdidos y conoció importantes personalidades de la época, como Domingo Faustino Sarmiento, presidente de la República Argentina, compañero además en el barco que los trajo de regreso. 
Él es quien le recomiendó a Varela una serie de libros sobre temas de educación. Varela los leyó  en el viaje de regreso a Montevideo. .
Esos libros son las fuentes de Varela, citadas largamente en La Educación del Pueblo (1874) y La Legislación Escolar (1876). La biblioteca de Varela se encuentra actualmente en el Museo Pedagógico de Montevideo.
Semejante vínculo encendió la que iba a ser para siempre su pasión, los temas de la enseñanza, comenzando desde entonces una serie de investigaciones, trabajos y propuestas que más tarde finalizarían en la implantación de la enseñanza obligatoria, laica y gratuita por parte del estado uruguayo.
1869- Fundó el periódico La Paz. En el mes de agosto se iniciaron sus prácticas escolares en la escuela Elbio Fernández, En setiembre creó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, con otras figuras relevantes de la cultura nacional: Carlos María Ramírez y Elbio Fernández.
En setiembre fundó la revista La Educación Popular, en la que se trataban temas de pedagogía en general.
1870 A raíz de publicaciones periodísticas en su periódico La Paz, fue desterrado a Buenos Aires con otros compatriotas.
1871- Reapareció el periódico La Paz, e inició una edición vespertina con el nombre Hijo de la Paz.

José Pedro Varela y su esposa

En 1873 se casó con la señorita Adela Acevedo, hija del doctor Don Eduardo Acevedo y de la señora Doña Joaquina Vázquez.
1874- Nació su primer hijo, quien llevó su nombre. 

1874 -Este año publicó La educación del Pueblo, este libro fue premiado dos años después en Chile con medalla de oro y diploma.

En 1876 publica La legislación escolar, libros donde no solo buscaba demostrar la necesidad de una reforma escolar, sino también su plausibilidad. Para ello aportó datos estadísticos sobre la población del país, que manejó como argumentos de su tesis, siendo el primero en usar esta herramienta en la historia intelectual del Uruguay.
1876- Ocupó el cargo de Director de Instrucción Primaria y Presidente de la Comisión Departamental de Montevideo (cargo honorario). Presentó a esa Comisión su libro La Legislación Escolar, que había impreso la Sociedad de Amigos de la Educación Popular. En el mes de diciembre nació su segundo hijo, Jacobo Dionisio.

Coronel Lorenzo Latorre
 
1877- El Gobierno del Coronel Lorenzo Latorre promulgó el Decreto-Ley de Educación Común que Varela había elaborado. En el mes de agosto fue nombrado Inspector Nacional de la Dirección General de Instrucción Primaria. 
Especialmente luego de la aprobación del Decreto Ley de Educación Común en 1877, desarrolla una corta paro fecunda labor organizando un aparato administrativo y técnico muy avanzado para la época.
Gracias a esta estructura, en dos años logra la construcción de nuevas escuelas y la elaboración de material didáctico adecuado, la selección del personal docente y su formación en una Escuela Normal, el desarrollo de los contenidos científicos del plan de estudios y la utilización de métodos novedosos que empleaban la memoria como facultad auxiliar de la reflexión.  Principios que hoy resultan familiares, como la adaptación de los conocimientos a la psicología infantil o la prohibición de los castigos corporales, recién entonces comienzan a aplicarse en nuestro sistema educativo.
El Decreto Ley estableció además la gratuidad y obligatoriedad de la educación primaria. En cuanto a la laicidad, suscitó apasionadas polémicas y se adoptó finalmente una fórmula transaccional: los padres podían sustraer a sus hijos de la enseñanza del credo católico si no lo practicaban.
Los resultados iniciales de la Reforma vareliana se reflejaron en la multiplicación del número de alumnos, de escuelas y maestros, en la reducción del costo por alumno, pero sobre todo en el mejoramiento de la calidad de la enseñanza impartida.
El proceso de la Reforma Escolar fue un elemento fundamental en la estructuración de nuestro sistema educacional. Hasta su concreción, el país no contaba con un verdadero sistema escolar; las escasas escuelas públicas carecían de una adecuada coordinación -en planes, en métodos, etc.- a pesar de algunos esfuerzos encarados poco antes de iniciarse el proceso, por quien fuera uno de sus mentores,José Ma. Montero.
Los conceptos innovadores de José Pedro Varela, más que una reforma, significaron la creación de un sistema educativo moderno con grandes posibilidades de transformación, que permitió al Uruguay, durante el siglo XX, ocupar un lugar de la más alta jerarquía en el contexto cultural de América.
1878- Realizó en la Villa de Durazno el primer congreso de inspectores departamentales. Un mes más tarde inició la publicación de la revista pedagógica Enciclopedia de Educación.
1879- Entregó dos volúmenes con el detalle de todo lo realizado durante su gestión, que llevan el nombre de Memoria del Inspector Nacional de Instrucción Primaria. José Pedro contrajo una infección pulmonar que concluyó con su vida el 24 de octubre de 1879, muriendo en Montevideo a la edad de treinta y cuatro años, cuando era uno de los ciudadanos más útiles para el país.
Se le tributaron honores de Ministro de Estado.





HOMENAJES
1918- Se inauguró un monumento en su homenaje, el 14 de diciembre, que está ubicado en la Plaza José Pedro Varela de la ciudad de Montevideo, en la intersección de Bulevar Artigas y Canelones. El autor de la obra, que fue financiada a través de una colecta pública, fue el escultor español Miguel Blay.

SELLOS POSTALES





BILLETE

Billete $ 50
Personaje: José Pedro Varela
Descripcion
Serie A año 1994
Impresor: Thomas de la Rue & Co..
Serie B año 2000
Impresor: Thomas de la Rue & Co..
Serie C año 2003
Impreso: Francois Charles Oberthur
Serie D - año 2008
Impresor: Francois Charles Oberthur
A partir de esta serie el billete presenta dos firmas , Presidente y Secretario General del Banco Central del Uruguay
Comenzó a circular el 5 de setiembre de 1995.-

BUSTO JOSÉ PEDRO VARELA EN PLAZA VARELA DE ATLÁNTIDA


 SEMBRADOR DE ABECEDARIO

Letra -Ruben Lena
Música- Los Olimareños


Para colmarme la vida,
para llenarme de luz,
imitando a mi bandera
me voy a la escuela de blanco y azul.
Imitando a mi bandera
me voy a la escuela de blanco y azul.

Siempre me dice el maestro
con dulce dejo de amor,
el fundador de tu escuela
se llama Varela, quiere, quiérelo.
El fundador de tu escuela
se llama Varela, quiere, quiérelo.

Sembrador de abecedario,
lider del verbo oriental,
Don José Pedro Varela,
pastor de la escuela jamás morirá.
Don José Pedro Varela,
pastor de la escuela jamás morirá.

Gracias señor Don Varela,
gracias señor Don José,
Don Pedro fiel de los niños
que cantan la letra que les dio su fe.
Don Pedro fiel de los niños
que cantan la letra que les dio su fe.

Cuando me voy a la escuela,
Don José Pedro, qué bien,
Si viera usted que contento
me vuela por dentro pensando en usted.
Si viera usted que contento
me vuela por dentro pensando en usted.

Sembrador de abecedario,
lider del verbo oriental,
don José Pedro Varela,
pastor de la escuela jamás morirá.
Don José Pedro Varela,
pastor de la escuela jamás morirá.
FUENTE:
 http://www.reu.edu.uy/
http://es.wikipedia.org/
 http://www.bcu.gub.uy
http://www.lamochila.com.uy